“SEÑOR PORQUINO”
(Se ve la plaza del Castillo un domingo por la mañana. Hay gente paseando, mayores sentados en los bancos, gente en las terrazas, niños jugando. Dos chicos se encuentran.)
FRANCISCO.- ¡Hombre! Pero Benito, ¿qué haces tú en Candeleda? BENITO.- Viendo la plaza. FRANCISCO.- (Arrascándose la nuca.) ¿Qué tal estás? BENITO.- Bien. ¿Todavía tienes el cerdo de la mili? FRANCISCO.- Sí. ¿Todavía te acuerdas? BENITO.- ¡Cómo no me voy a acordar del cerdo! FRANCISCO.- No le llames cerdo, llámale “Señor Porquino”. BENITO.- Vale. Oye, me alegro mucho de haberte visto. FRANCISCO.- Vale, adiós. Un día me llamas y te enseño el cerdo. BENITO.- Venga, cuando vuelva a venir te llamo. Adiós. (Cada uno sigue su camino.) J. Carlos Monforte Retamal